El Alcázar

El Alcázar

El Alcázar de Segovia es uno de los castillos más impresionante de España. Basta un poco de imaginación para transformarlo en un escenario de leyenda.

La fortaleza, cuya silueta recuerda la de un barco, goza de una situación privilegiada, en el extremo de un promontorio rocoso en cuya base se juntan los ríos Eresma y Clamores.

Probablemente estuvo ocupada desde la época de los celtas, pero fue transformada en alcázar (residencia real) en el siglo XIII y adquirió su aspecto gótico en tiempos de Juan I y de Enrique IV. Su restauración ha sido continua después de un grave incendio que tuvo lugar en 1862 y que estuvo a punto de destruirlo definitivamente. Sin embargo, en 1882, bajo el reino de Alfonso XII, comenzó su reconstrucción que desde entonces nunca fue interrumpida.


La coronación de los Reyes Católicos

En 1475, el Alcázar fue el lugar en el que los Reyes Católicos firmaron el “Acuerdo para el gobierno del reino”, también conocido bajo el nombre de “Concordia de Segovia”, que definía el reparto de las funciones gubernamentales entre Fernando y su esposa Isabel, en sus respectivos territorios.

En la sala del trono, se pueden contemplar los escudos de los monarcas, así como su lema: "Tanto monta Isabel como Fernando".


La sala de los Reyes

La sala más destacada del Alcázar es la de los Reyes. Esta posee un extraordinario techo con hexágonos y rombos dorados y un friso original en el que 52 estatuas policromadas, en posición sedente, representan a todos los reyes y reinas de España.


La leyenda del infante Pedro de Castilla

Existen dos versiones de la leyenda del Infante Pedro de Castilla, hijo de Enrique II.

La más legendaria cuenta que resbaló de los brazos de su niñera y se precipitó al vacío. Ella, presa del pánico, se arrojó detrás de él.

Según la versión histórica, el Infante de doce años se habría caído jugando a la pelota con sus amigos.


La cruz de la leyenda

En el balcón central de la Sala de los Reyes, una cruz conmemora la muerte del Infante.

La ira de Dios

Según la tradición, un relieve en forma de cordón fue encargado por la reina Violante, con el fin de dar una lección de humildad a su esposo, Alfonso X el Sabio. Su orgullo era tanto como su sabiduría y llegó a afirmar que Dios tenía que haberle consultado antes de crear el universo. Fray Antonio de Segovia le suplicó que se arrepintiera de su pecado, pero el rey era demasiado arrogante y se negó a hacerlo.

Entonces, una terrible tormenta estalló y un rayo atravesó las dependencias reales, matando a varios cortesanos. En ese instante, el rey cedió y ejecutó su penitencia. Su esposa aprovechó para encargar un amuleto para calmar la ira de Dios: un friso que se encuentra en la Sala del Cordón

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Lugares legendarios de Segovia

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